—El PP —dijo Meneses— perderá todas las elecciones por su insistencia en tratar a la gente como chusma
y como idiotas. No es "desdén", es profundo e indisimulado desprecio,
aprendido a las faldas de la Iglesia (el "¡Que se jodan!" todavía
resuena en el Parlamento). Y en eso supera de largo al PSOE, que hasta
la fecha sólo nos ha tratado como idiotas, favor que nos hace. Pero ha
llegado el momento de los partidos que traten a la gente como es debido.
Claro que para ello hará falta nuevos políticos y nuevos partidos que
den la puntilla a todo un estilo secular de hacer política en España: la
de los "señoritos" (de izquierda y de derecha), esos que se creen con
derecho a insultar a la gente, nada menos. Así que paciencia y barajar, y
a ponerse las pilas.
Lecturas recomendadas
- Josep Ramoneda, Contra las políticas del desdén (24-3-2015)
24 de marzo de 2015
22 de marzo de 2015
(Varoufakis y la no-solución - 2)
Yo no sé si "llegamos tarde" o si habrá
enfrentamiento entre naciones, entre clases, o ambos. Pero que algunos
dirigentes políticos y responsables del establishment tendrán
que visitar la Corte Penal Internacional de La Haya acusados de
genocidio económico, eso lo doy por casi seguro. O no hay justicia.
La acusación es bien simple: esos
dirigentes políticos y responsables europeos —mercenarios y notablemente
irresponsables— han decidido que las pérdidas astronómicas de algunos
bancos fueran asumidas por los ciudadanos de a pie, y muy especialmente
por los de los países deudores, que han sido literalmente expoliados y
condenados a la miseria. Pero como este expolio no es posible sin
cargarse ya no el Estado de bienestar de los países, sino el Estado de derecho y la democracia misma, se ha llegado en Europa a una situación
de catástrofe social, económica y política generalizados. Cómo acabe esa
catástrofe está aún por ver, aunque de momento no pinta nada bien, con
la extrema derecha, el racismo y la xenofobia asomando por toda Europa,
desde Bulgaria a Inglaterra, junto a los nacionalismos y la eurofobia.
Todo ello bendecido (y hasta financiado) por el Capital, que apuesta por
políticas de clase (la suya) y da por hecha la desintegración de
Europa. Por no mencionar el Imperio del Caos, cuyo "plan" para Europa
desde el hundimiento de la URSS es bien conocido ("Fuck the EU!"). Sólo
Syriza en Grecia y Podemos en España —partido que está siendo acosado y
perseguido como la izquierda en la Alemania nacionalsocialista de los
años 30— representan una luz alternativa de esperanza a ese monumental
desastre. Crucemos los dedos.
Lecturas recomendadas
- Ignacio Muro Benayas, Grecia, España y la reestructuración de la deuda: ¿llegamos tarde? (21-3-2015)
- Juan Laborda, El expolio de Grecia (21-3-2015)
18 de marzo de 2015
(Varoufakis y la no-solución.)
—¿Y usted qué opina, señor García, de todo esto?
—Pienso que si el problema fuera encontrar soluciones a los problemas, ya se habrían encontrado hace rato y solucionado largamente todos los problemas, y más. Sin embargo, de lo que se trata es justo de lo contrario: NO encontrar ninguna solución. Porque la no-solución (que viene a ser algo así como el reverso negativo de todas las soluciones posibles, sintetizado en el categórico y definitivo: Nein!), es decir, el expolio sistemático de Europa, genera ingentes beneficios al 1 %. Y ahí estamos.
—Señor Al Capone, en mi opinión hay una manera de que usted siga obteniendo los mismos beneficios, pero sin necesidad de violencia ni de matar a nadie (*).
—¿Cómo?
—Reúnanse los "hombres de negocios" y acuerden entre todos un plan de reparto de los beneficios.
—No es mala idea... pero ¿y si hay un capullo, por ejemplo yo mismo, que desea todos los beneficios para él solo?
Efectivamente: es el viejo problema, insoluble —hubiera sentenciado Meneses—, de proponer soluciones morales en un contexto de agentes amorales. Pero hay que hacerlo, para que todos vayamos tomando conciencia de la magnitud del problema. De ahí el enorme mérito de Varoufakis (y de Syriza), a quienes debemos nuestro agradecimiento, por su coraje y su valentía de plantear soluciones éticas —es decir, justas— en medio mismo de la cueva de gánsters de Alí Babá, en Bruselas, Berlín y Frankfurt.
—Y no sólo hay que hacerlo —añadió García, que había estado escuchando atentamente—, sino que habrá que insistir, por la cuenta que nos trae.
(*) Nota del editor. A esto le llama Varoufakis "salvar al capitalismo de sí mismo". No, no me pitorreo: quién sabe lo que habrá que salvar y no salvar.
—Pienso que si el problema fuera encontrar soluciones a los problemas, ya se habrían encontrado hace rato y solucionado largamente todos los problemas, y más. Sin embargo, de lo que se trata es justo de lo contrario: NO encontrar ninguna solución. Porque la no-solución (que viene a ser algo así como el reverso negativo de todas las soluciones posibles, sintetizado en el categórico y definitivo: Nein!), es decir, el expolio sistemático de Europa, genera ingentes beneficios al 1 %. Y ahí estamos.
(18 marzo 2015)
(Adenda.—Diálogo entre Varoufakis y Al Capone.)
—Señor Al Capone, en mi opinión hay una manera de que usted siga obteniendo los mismos beneficios, pero sin necesidad de violencia ni de matar a nadie (*).
—¿Cómo?
—Reúnanse los "hombres de negocios" y acuerden entre todos un plan de reparto de los beneficios.
—No es mala idea... pero ¿y si hay un capullo, por ejemplo yo mismo, que desea todos los beneficios para él solo?
Efectivamente: es el viejo problema, insoluble —hubiera sentenciado Meneses—, de proponer soluciones morales en un contexto de agentes amorales. Pero hay que hacerlo, para que todos vayamos tomando conciencia de la magnitud del problema. De ahí el enorme mérito de Varoufakis (y de Syriza), a quienes debemos nuestro agradecimiento, por su coraje y su valentía de plantear soluciones éticas —es decir, justas— en medio mismo de la cueva de gánsters de Alí Babá, en Bruselas, Berlín y Frankfurt.
—Y no sólo hay que hacerlo —añadió García, que había estado escuchando atentamente—, sino que habrá que insistir, por la cuenta que nos trae.
(*) Nota del editor. A esto le llama Varoufakis "salvar al capitalismo de sí mismo". No, no me pitorreo: quién sabe lo que habrá que salvar y no salvar.
(19 marzo 2015)
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