4 de septiembre de 2017

(Penúltima advertencia.)

—El problema de Cataluña es muy sencillo: o hay autogobierno como es debido, o habrá independencia. No hay más opciones. Ahora bien, si Rajoy Brey cree que a base de represión y machacar a Cataluña, los catalanes nos vamos a olvidar de nuestro autogobierno, se equivoca. No estamos en tiempos de Primo de Rivera. Y el desastre a que nos conduzca el gobierno inepto del PP arrastrará a la monarquía.

En España, la Iglesia católica ha actuado siempre como cabeza pensante de la derecha. Pero desde la muerte de Franco la Iglesia está recluida en sus cosas, y así seguirá mientras no le toquen el bolsillo. De manera que la derecha española es un pollo descabezado. Pero como en política hay que tener la cabeza muy bien puesta en su sitio, ahí está el resultado. Cualquier conflicto político es reducido a un problema de orden público, que es lo único que entiende la derecha, y todo lo que hace —es decir, todo lo que no le traen listo para publicar en el BOE desde los bancos o algunas empresas del Ibex— es un cúmulo de disparates. Así pues, la esperanza para una solución al conflicto de Cataluña es remota.

Si a ello le añadimos que el PP sueña con sacar réditos políticos de la catalanofobia y se dedica a enconar el conflicto tanto como puede, el desastre está garantizado. En otros países de nuestro entorno ya habrían encerrado a más de uno en un establecimiento para alienados.

¿Y ahora entonces qué? Ahora HAY QUE ESCUCHAR A LOS CATALANES. Lo pongo hasta  en mayúsculas. De lo contrario nos vamos todos a pique. No será que no se haya avisado cien veces.

Lecturas recomendadas
- Iñaki Gabilondo, Ya no hay vuelta atrás (4-9-2017) 
- Javier Pérez Royo, Ya no es posible (30-12-2016)
 

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